Agricultores y cazadores, unidos contra la plaga de conejos gigantes
La superpoblación de un conejo de gran tamaño está causando estragos en los cultivos de Castilla-La Mancha y Madrid. Más grande, fuerte y voraz que el conejo de monte tradicional, este animal ha evolucionado hasta convertirse en una auténtica plaga que amenaza la producción agrícola.
Francisco José García Navarrete, presidente de Asaja Madrid, ha expresado su asombro al descubrir que este animal pesa hasta 1,5 kilos, el doble de un conejo silvestre común. «Si no es un híbrido… ¿será que la especie ha evolucionado?», se pregunta con incredulidad.

Según los agricultores, esta variante del conejo podría haber sido introducida hace décadas con el propósito de alimentar a depredadores protegidos como el lince ibérico o el águila imperial. Sin embargo, lejos de equilibrar el ecosistema, se ha convertido en un problema para el sector agrícola.
Los agricultores, desesperados ante la imposibilidad de frenar su avance con métodos convencionales, reclaman medidas urgentes. La solución más efectiva en este momento es la caza. La actividad cinegética no solo ayudaría a reducir su número, sino que también evitaría los daños irreparables que ya afectan hasta el 100 % de algunos campos.
Este conejo, que se refugia en cunetas, márgenes de carreteras y vías de tren, ha encontrado un hábitat ideal lejos de sus depredadores naturales. Desde allí, arrasa cultivos como trigo, cebada y colza durante la noche, regresando a su refugio antes del amanecer. Su resistencia es tal que incluso rompe vallas o excava túneles para acceder a las plantaciones.
Ante esta situación crítica, Asaja de Castilla-La Mancha y otras asociaciones han solicitado la declaración de Comarca de Emergencia Cinegética Temporal. Esto permitiría ampliar los permisos de caza, dándole a los cazadores un papel clave en la solución del problema. Sin control, el impacto económico y medioambiental será devastador.
Más allá de los daños agrícolas, esta plaga también supone un riesgo sanitario. La presencia masiva de estos conejos ha provocado un aumento alarmante de garrapatas, lo que pone en peligro tanto a personas como a mascotas.