El incidente reabre el debate sobre la presencia de lobos cerca de zonas turísticas y refuerza la importancia del control para proteger tanto a las personas como a la actividad del campo
En una localidad costera de Grecia, una niña de cinco años fue atacada por un lobo mientras jugaba en la arena de la playa. El suceso, que tuvo lugar en una zona muy concurrida, ha generado gran alarma entre los residentes y visitantes de la región. Según relataron sus padres, la pequeña sufrió mordeduras y arañazos antes de que pudieran espantar al animal a pedradas y gritos.
El ataque, ocurrido a plena luz del día, pone de manifiesto la creciente dificultad de convivir con una fauna salvaje que cada vez se acerca más a los espacios donde las personas desarrollan su vida cotidiana. Los cazadores llevan tiempo advirtiendo de este riesgo: cuando los lobos pierden el miedo al ser humano, aumentan los incidentes peligrosos.
En Grecia ya se habían registrado casos recientes de ataques de fauna salvaje, incluido el de un montañero que perdió la vida tras ser embestido por un oso. El caso de la niña, aunque con desenlace menos trágico, refleja la necesidad de gestionar la población de depredadores que generan inseguridad tanto en pueblos como en el campo.
Expertos en fauna silvestre han recordado que, si bien los ataques de lobo a personas son poco comunes, no se trata de hechos aislados. En la zona de Halkidiki, los lobos llevan tiempo causando estragos al ganado y, ahora, también han mostrado un comportamiento que afecta directamente a las familias y a los turistas.
La menor fue atendida en un centro de salud local y más tarde en un hospital de referencia, del que pudo salir con el alta médica. No obstante, la situación ha encendido todas las alarmas y las autoridades griegas se han puesto en marcha para localizar al lobo mediante cámaras de seguridad instaladas en la zona del ataque.