Los primeros corcinos del año alertan con su llanto: empieza el periodo de parto de las corzas en plena primavera.
Dos emotivos vídeos muestran a los que podrían ser los primeros corcinos nacidos esta temporada en nuestros montes. En las imágenes, los pequeños ciervos —recién llegados al mundo— emiten un sonido agudo y repetido, un grito de alerta característico cuando se sienten en peligro. Este reclamo busca a sus madres, las corzas, y también lanza un claro mensaje a los humanos: es tiempo de máxima precaución en el campo.
@kamil.nucinski ♬ dźwięk oryginalny – Kamil Nucinski
Los vídeos coinciden con el inicio del periodo de partos de las corzas, que suele comenzar a mediados de mayo y se prolonga hasta finales de junio o principios de julio, dependiendo de las condiciones climáticas y del estado físico de los animales. Las corzas (hembras del corzo, Capreolus capreolus) gestan durante unos 10 meses, aunque con una particularidad: presentan una implantación embrionaria diferida. Esto significa que, aunque la fecundación ocurre en verano (julio-agosto), el embrión no comienza a desarrollarse hasta diciembre o enero. Esta adaptación permite que los nacimientos coincidan con la primavera, cuando hay mayor abundancia de alimento y un clima más favorable para los recién nacidos.
Cada corza suele parir uno o dos corcinos, que nacen con un característico pelaje moteado que les ayuda a camuflarse entre la vegetación. Durante sus primeros días de vida, los pequeños permanecen inmóviles y escondidos, mientras la madre se alimenta y los visita periódicamente. El llanto que puede oírse en los vídeos es una llamada de auxilio que activa el instinto de protección de la madre, pero también puede alertar a depredadores y humanos, por lo que es vital no intervenir si se encuentra un corcino solo en el campo: probablemente su madre está cerca.
El papel clave del Proyecto Corcino
Estas imágenes son también una oportunidad para destacar la labor del Proyecto Corcino, una iniciativa de concienciación y conservación que busca proteger a los corcinos durante esta etapa tan vulnerable. Entre sus objetivos están la divulgación de buenas prácticas en el campo, la formación de agricultores, ganaderos y senderistas, y la colaboración con cuerpos de vigilancia ambiental.
El proyecto insiste en una regla básica: si ves un corcino solo, no lo toques, no lo muevas y aléjate discretamente. Muchas veces, con buena intención, los humanos recogen a estos animales creyendo que han sido abandonados, cuando en realidad están simplemente esperando a su madre. El contacto humano puede hacer que la corza rechace a su cría por el olor.
Los vídeos difundidos sirven como herramienta pedagógica, recordando que la naturaleza sigue su curso y que nuestra mejor ayuda es respetar su ritmo y espacio. A medida que avanza la primavera, el monte se llena de nuevas vidas, y protegerlas es una responsabilidad compartida.