La caza, un pilar rural que necesita rejuvenecer para garantizar su continuidad
Un reciente estudio sobre la caza en la Península Ibérica ha puesto sobre la mesa un problema preocupante: el envejecimiento acelerado de la comunidad cazadora y la falta de relevo generacional. Según la investigación, un 41 % de los cazadores tiene más de 60 años, mientras que los jóvenes de entre 21 y 30 años apenas representan un 5 %.
Este declive se ha venido acentuando en las últimas cinco décadas y, de no revertirse, podría poner en jaque la gestión sostenible de los ecosistemas y el equilibrio de la fauna silvestre. La caza no solo es una actividad tradicional profundamente arraigada en el mundo rural, sino también una herramienta clave para el control poblacional de especies y la conservación del entorno natural.
Además, los datos indican que en los últimos 15 años el número de cazadores ha disminuido un 26 %, y en los últimos 50 años, la reducción ha sido del 45 %. La falta de interés de los jóvenes, las crecientes restricciones normativas y el desconocimiento sobre el impacto positivo de la caza están contribuyendo a este declive.
Es necesario un esfuerzo conjunto para fomentar la afición entre las nuevas generaciones, promoviendo el valor de la caza como una práctica sostenible, respetuosa con la naturaleza y fundamental para el mantenimiento del equilibrio ecológico en España. Si no se toman medidas, el futuro de esta actividad milenaria podría estar en riesgo.