El corzo ha reducido su presencia en el norte de la Península Ibérica. Esta situación es debido a la aparición de moscarda.
Los corzos que habitan la Península Ibérica sufren de asfixia debido a una mosca. Esta coloca sus larvas en la nariz y vías respiratorias del animal. Aunque no siempre le causa la muerte, dificulta al animal el proceso de respirar.
La enfermedad recibe el nombre de ‘moscarda’, de forma coloquial. En los últimos años se ha extendido ocupando la zona del norte de la Península, y su presencia ha sido notable en los cotos y montes españoles, causando estragos a su paso.
Ya hay un responsable de que el parásito esté reduciendo la población de corzos en el país, las granjas cinegéticas. La Unión Nacional de Asociaciones de Caza (UNAC) considera que son quienes han importado corzos europeos los que han traído esta mosca. La asociación ha elaborado un estudio a nivel nacional en el que detallan las consecuencias negativas que tienen este tipo de granjas.
El corzo (Capreolus capreolus) es una especie de mamífero artiodáctilo de la familia Cervidae. Es el cérvido más pequeño de Euroasia. Su área de distribución se extiende desde Europa occidental, donde está ausente en Irlanda , Córcega, Cerdeña y Sicilia, Peloponesio y sur de Grecia, Creta, Chipre y el norte de Escandinava, hasta el norte de China.
Su dieta consiste en el consumo de hojas de arbustos y árboles bajos, así como bayas y brotes tiernos. Es un animal más ramoneador que de pastos, aun cuando se adapta fácilmente a esta dieta donde falta la masa arbustiva. En estado adulto el corzo tiene una altura en la cruz de unos setenta y cinco centímetros como máximo y un peso de entre veinte y treinta kilos. Los machos presentan cuernas pequeñas, de tres puntas, que mudan cada año a principios del invierno y se han terminado de desarrollar ya cuando comienza la primavera.
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