Una mosca parásita está diezmando a los corzos españoles

Se llama Cephenemyia stimulator. Es una mosca rara, una especie de
tábano con una biología fascinante. Como explica maravillosamente bien el
veterinario Gerardo Pajares en la revista Trofeo Caza
, este díptero deposita sus
larvas (sus crías vivas y no los huevos) en el morro de los corzos, que gracias a
unos ganchos especiales se cuelan rápidamente dentro de sus fosas nasales.

¿Cómo los mata?

Pueden llegar a introducirse en su aparato respiratorio hasta 100 de estos
gusanos. Como resultado, los corzos se debilitan, comen mal, se ahogan e
incluso mueren de neumonía.

¿Cómo demonios se meten en sus hocicos?

Cuando las larvas se han hecho grandes en el interior de los animales, salen por
el hocico y se entierran entre la hojarasca del monte. Allí se convierten en
pupas, de donde saldrán los machos y las hembras.
En su estado adulto no pueden alimentarse pues tienen la boca atrofiada. Tan
solo pueden volar a toda velocidad en busca de sexo. Hasta 40 km/h, una
barbaridad si se tiene en cuenta que las moscas comunes vuelan a 0,4 km/h, los
mosquitos a 3,2 km/h y los tábanos a 22,4 km/h.
Los huevos fecundados eclosionan dentro de la madre. Las moscas preñadas
llevan a sus crías recién nacidas en el interior en busca de un animal donde
depositarlas.
Implacables en su búsqueda de un hospedador, son capaces de reconocer el
diseño en blanco y negro del hocico del corzo, pero también de detectar su olor y
hasta el CO2 de su respiración. Una vez repartida la prole entre varios animales,
la madre muere.

¿De dónde ha salido el parásito?

Todo apunta que esta plaga viene de fuera. Seguramente de repoblaciones
ilegales o muy chapuceras hechas por cazadores con animales contagiados del
Pirineo francés.

¿A quién perjudica más esta plaga?

Lógicamente, los primeros perjudicados son los cazadores de corzo, que han
visto reducirse drásticamente el número de sus capturas.
Pero este descenso afecta también a otras especies animales que dependen de
ellos, especialmente el lobo y el águila real.

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cazadoras.

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